viernes, 10 de febrero de 2012

Chamán y artista, un solo lenguaje

CHAMAN Y ARTISTA, UN SOLO LENGUAJE
“Debemos atar entre si todas
estas impresiones desesperadas”
Jim Morrison
Por naturaleza, el hombre suele cuestionarse acerca del sentido de su origen y el del universo que lo acontece, muchas son las teorías y especulaciones al respecto, pero también son muchos los que nos hablan acerca de grandes acontecimientos que no guardan mucha relación con lo realmente humano. Por esto, es que se pasan vidas enteras hurgueteando y buscando las respuestas en cosas que distan mucho de acercarnos a lo más nuestro, lo humano.
Sin duda una de las expresiones más cercanas a la condición humana es el Arte, a pesar que este se encuentra intrínsicamente ligado a lo divino, debemos recordar que éste es una conexión entre el hombre y la espiritualidad. Es por ello, que el Arte se puede convertir en un puente para acercarnos un poco más al sentido del origen de la humanidad, para esto debemos empezar por conocer el comienzo del Arte como expresión en el hombre y remontarnos a los tiempos en que los primeros artistas pusieron los cimientos sobre los que hoy descansa el Arte y la humanidad.
Los primeros artistas no son como muchos piensan, los talentosos ejecutores de las grandes civilizaciones, de hecho, el Arte no inicia con ellos. El Arte como expresión humana tiene su origen en los primeros hombres, en estos que “vivían” de forma primitiva, en estos que su única ocupación era sobrevivir. Fue allí donde un hombre refugiado de las inclemencias del tiempo entre paredes rocosas comenzó por rasguñar las piedras, ahí fue entonces donde encontró la plenitud, pues descubrió la forma de nutrir su alma.
Cuando el hombre comenzó a estructurarse como ser social y a formar comunión con sus pares, empezó un proceso en el que fueron apareciendo ciertos roles dentro de la comunidad. Como el Arte y la religiosidad se hicieron una necesidad en la vida humana, fue necesaria la aparición de agentes sociales que se encargaran de llevar al resto de la comunidad el alimento espiritual que necesitaban a través de estos. Fue en ese momento cuando apareció la figura más cercana a lo que hoy conocemos como artista, el Chamán.
Si queremos entender el universo del Artista y el sentido que tiene para la humanidad, debemos conocer su origen, por ende debemos adentrarnos en la figura del Chamán y su universo para entender mejor el porqué del Artista.
El Chamán, al igual que el Artista ha estado presente en todos los grupos humanos y desempeña una labor que si bien pasa por adentrarse en lo más profundo de la espiritualidad, está al servicio de la comunidad en la que se encuentra inserto y sirve como guía para conducir la vida de esta.
Cabe esclarecer muchas confusiones que existen respecto a la funcionalidad del Chamán y su universo.
Al Chamán se le asocia con el rol de sacerdote por su desempeño en la ejecución de ritos y ceremonias, sin embargo, al Chamán no le es fundamental la ejecución de estos, a diferencia del sacerdote. También se lo vincula con el rol de curandero, si bien, éste tiene la capacidad de curar enfermedades, debemos tener presente que no sólo lo logra a través de las técnicas terapéuticas que utiliza, si no que también hay un acto espiritual que hace posible su propósito. Por las proezas que el Chamán es capaz de realizar, se lo vincula con la condición de mago o brujo; sin embargo el Chamán solo puede utilizar su capacidad para el bienestar de su comunidad y nunca por un beneficio propio, además el Chamán emplea técnicas que requieren de la concentración de las potencias del alma, en cambio el brujo o hechicero suele recurrir a procesos mecánicos para lograr su propósito. Sin embargo, a pesar de todas las diferencias importantes existentes entre el Chamán y otros personajes, lo que lo define como tal es una dimensión netamente religiosa, que lo lleva a un mundo sacro en el que accede al contacto con fuerzas espirituales potencialmente superiores al hombre a través del fenómeno del éxtasis. Es aquí donde el Chamán sostiene relaciones recíprocas con potencias espirituales, durante su período de trance. Al regresar al mundo cotidiano, éste puede relatar su experiencia y hablar de estas potencias de una manera que coincide notablemente con la experiencia de otros Chamanes pertenecientes a sociedades muy remotas, con los cuales no ha podido tener ningún contacto. Más adelante profundizaremos acerca de la experiencia extática y fenómeno de trance. Quedan aún algunos puntos por esclarecer acerca del Chamán, su universo y su desempeño.
El cristianismo a través de su historia, ha perseguido y acusado de demoníaco al chamanismo por su experimentación con fuerzas espirituales ajenas a la ortodoxia católica; es por esto que el fenómeno del trance lo han interpretado como una prueba de estar poseído por el diablo. Además como el chamanismo americano se da, en muchos casos, acompañado del uso de drogas alucinógenas, se ha considerado que el chamanismo en Sudamérica está intrínsicamente relacionado con el uso de narcóticos. Si bien la utilización de drogas para conseguir el estado de trance puede ser un factor, aunque no determinante, se debe hacer la diferencia entre este propósito, y el de utilizar éstas como un sustituto vulgar al estado de trance puro, es decir, que se trate de imitar mediante la embriaguez narcótica un estado espiritual que no se es capaz de conseguir.
Ya dilucidadas las confusiones existentes acerca del chamanismo, es necesario someternos a una catarsis intelectual o limpieza de prejuicios para lograr las valoraciones correctas a los hechos que envuelven el universo del Chamán y del Artista.
Así, como dijimos anteriormente, que el hombre primitivo se refugió de las inclemencias del tiempo y encontró el temple de su alma en el Arte, es como se ha refugiado el Artista de la mundaneidad que rodea el mundo cotidiano. Este hombre primitivo, al igual que el Artista de hoy, ha encontrado un quehacer lúdico en el Arte, un goce en el rodeo, en el demorarse al ejecutar el trazado con la mano, en la danza, en el canto, en la expresión mímica que se torna evocación. Así como los primeros artistas construyeron su obra sobre lo ya existente, por ejemplo las pinturas rupestres, que agregaban pigmentos a las rocas, o los grabados que, por el contrario, eliminaban porciones de la materia para construir; el artista de hoy edifica sobre lo ya existente ya sea construyendo o destruyendo parámetros ya establecidos por sus antecesores.
En el Arte, existe un lenguaje propio, un lenguaje de símbolos que ha sido insertado en el lenguaje trivial del Artista. La existencia de este lenguaje se explica en el quehacer de los primeros artistas, los chamanes.
El chamán, como dijimos anteriormente, accede a un estado espiritual a través del trance, en el que puede comunicarse con potencias superiores al hombre. Este viaje que realiza es denominado, “Vuelo Mágico”, para lograrlo utiliza técnicas ascéticas como el ayuno, la abstinencia, la plegaria, el canto, la música, la danza, etc. Es aquí donde éste accede a una dimensión en que el tiempo y el espacio suceden de otra manera. El chamán en su vuelo mágico logra una comunicación con otras fuerzas a través del lenguaje secreto de los espíritus, los animales, la naturaleza; el lenguaje de los símbolos. Lenguaje de metáforas que debe ser interpretado por él y completado con una empatía intelectual, al lograrlo el chamán rescata los símbolos y es capaz de conocer realidades que le son reveladas en este lenguaje, incluso es capaz de alterar ciertas realidades como lo son las enfermedades que puede sanar. Al igual que el Chamán, el Artista accede a este lenguaje ejerciendo una conexión a través de la experiencia estética y del vagaje que pueda adquirir en la contemplación de la obra de Arte , experiencia en la que el Artista asimila los símbolos, convirtiéndose en el ejecutor y primer receptor a la vez de su obra, al llevar los símbolos al mundo cotidiano; donde finalmente puede utilizar su experiencia para revelar las percepciones mas sensibles de la condición humana.
El espectador de la obra del Artista puede tener la capacidad de efectuar el vuelo mágico para establecer la conexión estética a través de su sensibilidad, al hacerlo, este accede al lenguaje del arte, a este lenguaje divino lleno de símbolos que se encuentra en dimensiones espirituales donde el tiempo y el espacio se suscitan de manera distinta. Así, el que recibe la obra a través del lenguaje del arte, es quien realmente ha logrado vivenciar la experiencia estética y ha insertado los símbolos dentro de su comunicación cotidiana. Cuando el receptor de la obra, la interpreta en forma distante de lo que el Artista plasmó en esta, ocurre la situación del “no entendimiento” de la obra (y no un entendimiento o interpretación distinta), ya que no ha sido capaz de establecer la suficiente conexión estética con ella, por tanto no ha adentrado en si de lleno los símbolos presentas en la creación artística. No existe una real contemplación de la obra en ausencia de la interiorización de estos símbolos.
Como el Artista, el Chamán es el primer receptor de los símbolos a través de su vuelo mágico. Es importante destacar que el verdadero Chamán logra su vuelo mágico a voluntad propia, al igual que el Artista logra su inspiración, todo dependerá de la disposición existente de parte de estos. El Artista, es artista siempre, y no solo “cuando le llega la inspiración”, ya que esta no llega casualmente, es él quien la dispone y la vive.
La inspiración no es una condición casual ni azarosa como aseguran algunos felones que se dicen artistas, blasfemando el nombre del arte.
El Artista, a través del lenguaje divino del arte, es también capaz de experimentar las mismas relaciones estéticas que vivenciaron otros artistas antecesores a ellos, y que dejaron plasmadas en el tiempo por medio de sus obras. Como ejemplo de esto podríamos mencionar la pasión y devoción por la figura femenina, por el karma de la existencia, por la condición de embriaguez, e incluso por la muerte y la putrefacción. Estos son símbolos que han llenado de plenitud la obra de muchos artistas a través de los tiempos. Así es como, la estética, la poética, la forma en que se entregan los símbolos, hace posible la transmisión de los mensajes “divinos” hacia la realidad cotidiana; mensajes que por lo demás contienen una carga “humana, demasiado humana” como ya lo dijo el alemán Friedrich Nietzsche.
La relación del Artista y el Chamán, nos abre paso para muchas reflexiones de carácter filosófico que nos podrían dar mucho para hablar. En la parte gnoseológica por ejemplo, nos podría plantear la existencia de diversas formas de conocimiento dependientes de la manera de estar en el mundo. Del lado ontológico, podríamos revisar el problema de la índole de la realidad, especialmente de la forma de ser del mundo sagrado, y en general, de lo que puede existir más allá. Incluso, podríamos plantearnos como problema epistemológico, las formas de comunicación existentes con las dimensiones espirituales, con la experiencia estética; y el valor que adquieren los símbolos dentro de estas. Como estas, se puede estipular una serie de reflexiones respecto al tema, pero para lograr un conocimiento realmente enriquecedor acerca de éste, no existe otra manera que no sea adentrándose de lleno y vivenciando cada parte de su todo.
El universo del Chamán, del Arte, y de la Espiritualidad, se encuentra muy dentro de nosotros, tan dentro que muchas veces nos puede parecer distante e incluso ajeno a nuestro ser. El camino hacia la contemplación humana y divina está presente en cada parte de nuestro ser, solo depende de nosotros abrir las puertas de la percepción para tomar nuestro lugar en esta. De seguro allí, podremos encontrar ciertas aproximaciones a las interrogantes naturales que hemos cargado desde nuestro origen, aproximaciones por cierto, indudablemente humanas y sinceras.
“Allí donde vosotros veis cosas ideales,
veo yo cosas humanas, ay, demasiado humanas.”
Friedrich Nietzsche
por jorge alberto herrero


1 comentario:

Jurema dijo...

Hola!

Solo hay que mirar dentro.

Me ha gustado.
Un saludo

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