viernes, 2 de octubre de 2009

LA PACHAMAMA

“En los Andes, la armonía de la vida se produce en la interacción de tres dimensiones: la naturaleza silvestre de la sallqa, la vida de los runas y la dimensión divina que representan los Apus, la Pachamama, los Aukis y otras deidades. Es a partir del intercambio recíproco entre estas esferas que la vida puede darse de manera equilibrada, porque está presente en todos los actos de lo cotidiano: la construcción de una casa, el nacimiento de un animalito, la llegada de las lluvias y el cultivo de la chacra, entre muchas otras.”

“De esta manera, para que se fortalezca ese equilibrio, cada uno debe hacer su parte y cada uno debe aprender a comunicarse con las otras dimensiones. Para ello, son requisitos fundamentales el cariño y el respeto que se manifiestan en un saber pedir, un saber agradecer y un saber cuidar; es decir, la reciprocidad.”
“Nosotros, la gente de los Andes, llamamos Pachamama a esta tierra en que vivimos. La llamamos así desde nuestros abuelos más antiguos. Decimos Pachamama porque sabemos que ella nos da la vida. Por eso sabemos y sentimos que la tierra está viva y la consideramos como la madre del universo. Una madre fuerte y muy buena con todos nosotros, pero que también nos enseña con firmeza para que podamos ser mejores y aprendamos a vivir en este mundo.”
“La Pachamama también da vida a todas las plantas y árboles que crecen en ella y a todos los animales que viven y se alimentan de ella. La vida está en todas partes: en nuestros cultivos, en los bosques, en los ríos, en los lagos, en los cerros, en el viento, en la lluvía . . . . ¡En todas partes¡. Por eso decimos que todo en este mundo viene de la Pachamama y forma parte de ella.”
“En los Andes, en nuestros pueblos, sabemos que para poder vivir juntos es importante que podamos conversar entre nosotros, escucharnos y comprendernos. La Pachamama también nos habla a través de señales que debemos aprender a reconocer: cómo se ve el cielo, la llegada de las lluvias, el granizo, nuestra buena cosecha, la forma cómo crecen o se reproducen ciertos animales. También en el vuelo o el canto de algunas aves, en el movimiento de las estrellas y hasta en sueños que podamos tener. Todos estos son como mensajes que ella nos envía.”
“Así como la Pachamama nos cuida y nos da su cariño de madre, nosotros también la cuidamos ofreciéndole el nuestro para hacernos buenos hijos suyos. Saber que somos hijos de la tierra, compartir todas las cosas que nos ofrece, respetar siempre la naturaleza, nos ayuda a ser mejores para el mundo y nos enseña a vivir en armonía.” “La Pachamama es sagrada”
“Los runa (gente) que vive en las comunidades del Cusco sabemos que la Pachamama, junto con el sol y el agua, da la fuerza necesaria que alimenta las plantas, los animales y a todos nosotros. Si esto no sucediera, nada podría existir. Por eso decimos que la Pachamama es sagrada, porque su aliento de vida fortalece y anima a toda las cosas que viven en el mundo.”
“Por eso, nosotros agradecemos con mucho respeto a la Pachamama, como a los Apus, por todas las cosas buenas que nos da. Confiamos en ella para que nos cuide, para que salga bien la cosecha, para que haya buen clima. Ella también confía en nosotros y está contenta si la cuidamos, si la tratamos con cariño y respeto . . . . con agradecimiento.”
“El tiempo de agradecer”
“En el mes de agosto es cuando la Pachamama está más de hambre y sed. Nosotros le damos de comer y de tomar para que esté contenta y dé buena producción. De esta forma, también le damos gracias a la Pachamama por todo lo que nos da. Esto se hace cuando preparamos la tierra para recibir las semillas, antes de las primeras lluvias. Como le calmamos la sed y el hambre, la Pachamama se pone contenta y fuerte. A esta ceremonia de agradecimiento le llamamos “ofrenda a la tierra”. A la ofrenda también se le conoce como “pago a la tierra”, “alcanzo” o haywarisqa. La Pachamama espera que le demos lo que le gusta y que la recordemos siempre, pero, sobre todo, antes de iniciar un periodo de trabajo, una actividad o una nueva temporada. Agradecer es como una forma de darle nuestro cariño y, al mismo tiempo, pedirle permiso y protección. En realidad, siempre pedimos permiso con mucho respeto a la Pachamama y a los Apus. Por ejemplo, cuando sacamos la raíz de un árbol para hacer una batea, cuando abrimos una zanja o cuando cortamos ichhu, existe siempre un momento especial en el que, presentando lo que hacemos, pedimos permiso. A este momento le llamamos phukurikuy. El phukurikuy se hace con un k’intu de coca o con un vaso de chicha. Soplando sobre el k’intu invitamos a los Apus y a la Pachamama, y así compartimos con ellos lo que estamos haciendo. Es el momento donde se ofrecen los mejores deseos y se agradece por todo lo recibido. Los adultos saben que todo tiene que hacerse con mucha dedicación y respeto, para que la Pachamama esté contenta con la ofrenda y la acepte. Para que salga bien es necesario que la haga una persona especial, que tenga el conocimiento. En cada comunidad se conoce quiénes son las personas que saben hacer la ofrenda. Paqu se llaman a los que saben curar bien con las plantas. Alto misayuq y pampa misayuq son los que pueden leer la coca y hacer ofrendas a la tierra. Ellos también saben curar las enfermedades de personas y animales. Nos ayudan a contactarnos y comunicarnos con los espíritus de la naturaleza y el universo.”
(*)El texto ha sido transcrito del libro “Pachamama” editado por la Asociación Pukllasunchis

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