Sobreviví a tempestades, terremotos, y a los mas asfixiantes huracanes,
Tuve sueños destruidos, desilusiones, amores imposibles.
Lloré hasta secar el alma, amé hasta no sentir más que tenía un corazón.
Fui herida, maldecida e incomprendida.
Caí de rodillas, caí cuesta abajo, viví mi propio infierno.
Amé sin límites, viví pasiones intensas, y divagué en mis utopías!
Fui mujer entera, a medias, un ¼ de todas las fracciones posibles.
Jugué con la basura del desdén, la indiferencia y el desamor.
Junté lazos, barrí por debajo de la alfombra las cosas para pensar…
Pegué los pedazos de un corazón en fragmentos.
Absorbí las pérdidas , y me deleité con los beneficios.
Volví a soñar…
Volví a mirar…
Volví a a vivir…
En lucha siempre por mi mayor virtud…
Dignidad!
Una lucha, sin armas, sin guerra!
Una lucha en nombre del amor…
Si viví una guerra, no sé…
Mas, a pesar de las caídas en medio del campo de la batalla.
Hice de mi fuerza, mi arma mas grande…
Andréa Maia
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