jueves, 16 de diciembre de 2010

21 de Diciembre Celebración del Qhapaq Raymi

Después de la llegada de los europeos a esta parte de los Andes,  se producen una serie de cambios y suplantaciones, tanto en las costumbres, ceremonias religiosas, rituales y festividades, con el fin de implantar una nueva religión, aunque esto significara la destrucción de  templos, adoratorios, y Wak’as, y asimismo la muerte del que se rehusara.

De esta imposición surgieron nuevos rituales, nueva simbología, nuevas creencias, etc. 
Sin embargo, aun después de tantos años, podemos constatar que nuestras comunidades originarias aun conservan la semilla de nuestra religiosidad.
En los Andes existen cuatro momentos importantes en el ciclo vital del maíz como referencia esencial, los que científicamente establecidos constituyen determinados puntos en el tiempo llamados equinoccios y solsticios, durante el lapso de un año, tiempo en el que nuestro planeta gira dando una vuelta entera alrededor del sol.

Entre estos solsticios se distinguen nuestras celebraciones del Inti Raymi y del Qhapaq Raymi, festividades que nuestros antepasados solían celebrar el 21 de Junio y el 21 de Diciembre de cada año, fechas en las cuales el sol alcanza su máxima distancia en su alejamiento del centro equinoccial de la tierra, lo que significa la ceremonia de protección del Padre Sol, el Tata Inti, a fin de evitar que esta deidad suprema se aleje extremadamente de nuestro planeta y, contrariamente, permita la germinación y maduración de los frutos que nacen de nuestra Madre Tierra, la Pachamama, otra de nuestras divinidades supremas.

Conforme a la naturaleza de nuestra cosmovisión, el equinoccio de septiembre simboliza la época de la siembra, tiempo en el que la tierra muestra su máxima pureza y fertilidad, lista para recibir la semilla. Es la festividad del Kuya Raymi, dedicada al agradecimiento a la tierra y al mismo tiempo a la veneración de la feminidad (mujer), porque es ella quien entrega la vida al universo.

Con el transcurrir de los días, las semanas y los meses, la semilla sembrada es alimentada y protegida constantemente por su madre, la tierra, y en sus entrañas, esta semillita sufre una transformación grandiosa, el de la transición de la muerte a la vida, la semilla se transforma y pasa a ser una planta viva, es el momento en que celebramos el renacer de la muerte a la vida, hoy comúnmente celebrado como el día de los difuntos.

Entonces ya cuando la tierra en su desplazamiento sitúa al sol en su extremo derecho, o geográficamente hablando hacia el polo sur, se produce un otro solsticio, el 21 de diciembre. Para este tiempo, la semilla ha brotado del vientre de su madre, ahora ya es una planta, pequeñita y llena de vida. 
A este momento y visión los sabios y Amawt´as lo llamaron Inti Qhapaq Raymi, pues la influencia del sol, sumado a la de todo el cosmos renueva la vida a través de las semillas plantadas en el vientre virgen de la Tierra. 
El ritual del Qhapaq Raymi o la gran fiesta de la nueva vida, ancestralmente se la celebraba con mayor majestuosidad que en los tiempos actuales. Pues como se trataba de una festividad dedicada a la continuación de la vida, estaba explícitamente dedicada a las nuevas generaciones, a los niños y jóvenes, que luego del gran ritual pasaban a formar parte viva, activa y sujetos de la sociedad en sí.

En medio de ésta imposición de símbolos y creencias, tuvieron que buscar modos para reemplazar estas fiestas con algo que también tuviera gran peso y esplendor material y espiritual conforme a lo que acontecía en este tiempo. 
Por ejemplo la Fiesta del Inti Raymi que se celebra cada 21 de Junio fué suplantada por la fiesta católica llamada San Juan. 
Igual se hizo con la fiesta del Qhapaq Raymi, que lo celebramos el 21 de Diciembre. Suplantada por la fiesta de la Pascua de Navidad, dedicada al nacimiento del niño Jesús, y que se la debía efectuar los días 24 y 25 de Diciembre. 
Vivir en armonía con los movimientos y cambios del cosmos, nos permite encontrar cierto equilibrio con nuestra propia naturaleza,  gracias al Sol, tenemos vida, calor, luz, gracias al Sol, las plantas viven y nos sirven de alimento y alimentan a nuestros hijos, gracias al Sol viven los animales, y así como en este Verano las semillas ya germinadas empiezan a nacer, así mismo nosotros renaceremos a un mundo con amor, con unidad, con paz, con tolerancia, solo tenemos que crear ese mundo para nosotros y nuestros hijos, renazcamos cual semillas germinadas!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Que son las Pacarinas?

Para conocer el significado de lo que son las Pacarinas, tenemos que remontarnos al tiempo de los Wiracochas, aquellos hombres sabios que recorrían pueblo tras pueblo enseñando, arte, arquitectura, ingeniería, astronomiía, agricultura, cerámica, tejido, aquellos hombres iluminados de los cuales tenemos conocimiento por las narraciones echas a los primeros cronistas que llegaron al Cusco.
Estos Maestros, luego de haber sido aceptados por el pueblo, pedían que los pobladores escogiesen un lugar de donde reancer ritualmente, podía ser, un manate, un río, un árbol, una cueva.
 Luego de esta elección de la población, los Wiracochas les pedían que esa Huaca elegida en el Kay Pacha, es decir en esta tierra, sea también representada imaginariamente en el Hanan Pacha, el Cosmos, utilizando para ello estrellas y nebulosas. Una vez creada o imaginada esta Huaca en el Hanan Pacha (el cosmos) se procedía al rito de la Pacarina o del renacimiento, que consistía en salir de los lugares elegidos, mentalizando un nacimiento enviados por el Cosmos. Así cada población salía de una huaca del Kay PAcha (esta tierra) mentalizando que estaban siendo enviados por la misma Huaca pero del Hanan Pacha (cosmos).
Luego esta huaca era representada en cerámica o escultura, que era tomada como un emblema o bandera con la que orgullosamente se identificaban.
Así estos lugares de origen o Pacarinas, consideradas Huacas, que son lugares o elementos sagrados se encontraban en la naturaleza en general,  por eso se trataba con tanto respeto, amor y protección a la madre naturaleza, todo tenía una índole sagrada.

Actualmente la Ciudad del Cusco se ve rodeada de estas Pacarinas y Huacas, que nos hacen recordar nuestro origen, de dónde venimos, y adónde vamos.

Estas Pacarinas o lugares de origen tienen un significado mas profundo cuando se comprende que este renacimiento  lleva  a otro estado de conciencia, puesto que se renace de la Tierra y en pleno respeto y armonía con ella, olvidando aquellos esquemas tan arraigados, cambiando puntos de vista, dirigiéndonos  aun sólo objetivo que es el Amor Universal. El Solsticio de Verano en el hemisferio sur, invita a este renacimiento, es el Tiempo del Nacimiento del Cristo en nosotros.

El Cápac Raimy - Fiesta del solsticio de Diciembre en el antiguo Perú


Por estas épocas de finales del mes de diciembre, los incas en el Cuzco imperial y en todo el imperio del Tahuantinsuyo, luego de las fiestas del Inti Raimy, celebraban la fiesta del Cápac Raimy en el momento que la Vía Láctea se hallaba en contacto visible en el horizonte y entonces la tierra se conectaba con el gran río y se encontraba el sitio del pueblo andino que pertenecía al otro mundo y que se habría en el momento en que el Sol estaba en su posición más meridional y entonces mostraba el Ukhu Pacha o el mundo de abajo el de la tierra, en esta fiesta del Cápac Raimy se abría las rutas entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, entre el mundo de arriba y el mundo de abajo, entre el mundo celeste y el mundo de la tierra y el que dicen se lo celebraba con un sonoro retumbar de las quipas o trompetas de concha que se hacían sonar estruendosamente a la víspera del solsticio de diciembre, estas conchas procedían del lecho marino que representaba el mundo de abajo, de las tierras bajas, esta era una interpretación del símbolo marino de la concha que procedía de una posición más baja del Sol en la esfera celeste en el solsticio de diciembre, por esto se explica por qué la Huacai Pata, la plaza donde se celebraban los ritos del solsticio de diciembre, estaba cubierto por medio metro de arena transportada desde las costas del océano Pacífico. La asociación de la concha con el solsticio de diciembre y con la entrada a la tierra de los muertos estaba íntimamente vinculada con los ritos incas del Cápac Raimy.
Sullivan cuenta que la última vez que los incas celebraron el rito de Cápac Raymi fue en diciembre de 1533 cuando conmemoraba la liberación del ejército de Quito dirigido por el Inca Atahualpa. Los españoles fueron invitados para asistir a los saturnales y quedaron impresionados por la grandiosidad y las maravillas del desfile de los restos momificados de los emperadores incas en el que incluía los restos de Huayna Cápac que había muerto en Quito y que se encontraba en un estado de conservación perfecto, esta narración de los testigos oculares confirman la creencia de que Huayna Cápac fue enterrado en el río Ancasmayu el río que marcaba la frontera norte del imperio. La tradición cuenta que para construir la tumba de Huayna Cápac hubo que desviar el río Ancasmayu. Ancas significa cielo azul, el que pudo relacionarse con la posición del Sol en el solsticio de junio y el simbolismo del nombre quechua Anca significa águila, aves que se remontan en lo alto y están preparadas para el vuelo en el mundo de arriba. Garcilazo de la Vega, como un presagio fatal, describe cómo una “águila” cayó a tierra en el Cuzco en la ceremonia del Inti Raimy en el reinado de Huayna Cápac, esta ave solar pudo estar asociada en el enterramiento de Huayna Cápac con el río de cielo azul.
La tierra desde el punto de vista andino, en el solsticio de diciembre y en el espacio celeste la cay Pacha es el espacio-tiempo que se relaciona a la zona de la esfera celeste, situada entre los trópicos, esta idea de una tierra celeste explica la teoría de la edad del mundo, la tierra celeste se identificó con los límites del plano de la eclíptica y los tres mundos fijaban las fronteras de dichos mundos, así Kay Pacha se extendía hasta los trópicos y se localizaba el mundo de arriba, Hanan Pacha el mundo de abajo y Kay Pacha al sur del trópico meridional la tierra de los muertos.

Nicanor Merchán Luco
Doctor en Filosofía y Letras. Master en Antropología.
Director de El Mercurio de Ecuador.

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